Las formas de cooperación social desplegadas en el relato de las redes de interacción presentes en la ciudad de Valparaíso se construye desde aquello que es parte y de lo que es excluido por diferenciación de otro, un deseo común que muda según sea el interés de la organización colectivizada. Como formas de vida cooperativa han articulado distintos objetivos que Correa (s/f) aborda como proceso de construcción del reconocimiento recíproco positivo en las sociedades liberales contemporáneas, entre los cuales se encuentran los asociativos, los cómplices orientados a la sobrevivencia y aquellos vinculados a lo fraterno. Relacionándose en el presente texto principalmente con formas de reconocimiento recíproco y menosprecio (Honneth, 2010), que Correa (s/f) añade de reconocimiento recíproco positivo.

Capital social base de la confianza y socialización de una persona quien a través de la interacción social fomentaría las normas de reciprocidad (Putnam, 2003). Estas se referirán a las relaciones de reconocimiento recíproco en su sentido positivo, y dependerán del como cada individuo y/o grupo administra reconocimiento efectivo vinculado al amor, derecho y solidaridad (Hegel), adquiriendo autoconfianza, respeto y autoestima respectivamente (Honneth, 2010).

A lo largo de su historia Valparaíso ha desarrollado formas de cooperación integradas a un fin común a través de las organizaciones sociales (de socorro mutuo, sindicales, comunitarias, entre otras), un papel mutualista y reivindicativo, evidenciado en las actividades de celebración familiar, de la vida en común y de solidaridad en el trabajo, valorando en algunos casos socialmente la propia identidad a través de la reciprocidad.

Acción y logro colectivo de matriz nacional popular que impregnó a Latinoamérica durante el siglo pasado y que objeto de diversos regímenes militares así como de transformaciones institucionales durante los 80, ha implicado para la acción colectiva la reconstrucción del tejido social que fue destruido por las reformas económicas y el autoritarismo (Garretón, 2001), caracterizando la historia social de país y del puerto, encontrándose en distintas escalas y dimensiones interpretativas en los cerros y barrios.

Razón suficiente por la cual no podemos pensarnos desde nuestras prácticas culturales sin ser y estar en el espacio en el que habitamos, desde la memoria y acción que cada quien que situado desde “barrios” medianamente descentrados de los procesos de gentrificación vive en esta ciudad caníbal, que “convive” con las varias veces relatadas y siempre presentes consecuencias de su precarización en cuanto patrimonialización, post-industrialización globalizada y estetización de la cultura, entre otras políticas neoliberales de intervención fáctica que no serán abordadas en el presente texto, pero que para comprender las formas de vínculo cooperativo que actualmente actúan en la ciudad, en particular la de CED, Circuito de Espacios Domésticos, es necesario tener presente considerando sus vínculos.

Un ejemplo de cooperación articuladora de los modos relacionales de la Ciudad es caso de los ex trabajadores ferroviarios de la Ex maestranza Barón quienes han compartido las características de su forma de vida a través de diversos documentos audiovisuales elaborados por el AOMBV(1) . Lo relevado con sus relatos en cuanto a proyecto cooperativo, obrero con marca de clase, familiarista, entre otros, pareciera ser uno de estos nodos conformantes de formas de cooperación social que se diseminaron por los distintos cerros del puerto, generando una diversidad de procesos de construcción de comunidad, entre los cuales aparecen figuras intersticiales que operan en el “entre”, intersticios que Marx relata como comunidades de intercambio que escapan de lo económico (Borriaud, 2006), aconteciendo en las relaciones humanas y sus múltiples formas de organizar sistemas de interacción que han afectado distintas prácticas cuanto al proceso de resignificación de sus estrategias de producción, como rasgo estructural en la conformación de la trama social de la ciudad.

Formar parte de una colectividad hoy implica un particular modo de habitar aquellos “entre” en Valparaíso (Doméstica 01, 2015). Cada uno desde su propio posicionamiento responde a una serie de características cooperativas que varían según el interés del grupo, colectivo, agrupación, etc. requeriendo, como señala Searle (1995), del lenguaje como sistema de representación de hechos, ventaja selectiva de la conducta cooperativa que como adaptación inclusiva “se ve incrementada por la cooperación con los miembros de la misma especie” (p.55). Lo cual promueve intencionalidades que generan funciones agentivas de tipo colectivo (Searle, 1995), que como reconocimiento recíproco positivo (Honneth, 2010, Correa s/f), reconocimiento recíproco, mutuo o mutuo simbólico (Ricoeur, 2006) según corresponda, evolucionan inclusivamente a través de las ditintas estrategias de cooperación social.

Es desde este posicionamiento que la diseminación de las actuales formas de cooperación social en la ciudad de Valparaíso se han expandido fuertemente como campo, circulando y artiuculándose con aquellas vinculadas a otros modos de acción como es el caso de las prácticas colaborativas de arte contemporáneo(2) , las cuales a través de la acción colectiva(3) han resignificado el como organizan sus sistemas de producción de subjetividad. Espacio social en cohexistencia y simultaneidad, en orden y desorden relativos (Lefebre,2013), triangulando en diversidad arte colaborativo y pedagogía contemporánea con formas de cooperación social, generando hoy, nociones propias de atuodeterminación.




“Que estás haciendo con tu vida”
Nos juntamos a tomar té, si, a tomar té, como dos viejas. Conversando y conversando surgieron muchos de los temas que hoy decidimos elaborar como un texto de colaboración en tres partes. Primero hablaremos enserio o con la pretensión de hacerlo, luego a calzón quitado haremos una radiografía de algunas iniciativas con enseñanza CED, para terminar en un listado de buenas intenciones que aún no ven la luz.

Nancy Mansilla - Carlos Silva
(1) Archivo Oral de la Maestranza Barón de Valparaíso, iniciativa que investiga, documenta y difunde “la cultura ferroviaria comprendida como factor fundamental para la composición del paisaje urbano histórico de la ciudad-puerto de Valparaíso” parr.1. Coordinado por Carolina Paredes y Erick Fuentes y que ha sido objeto de estudio en la tesis de Magister en Psicología Social de la autora. Para conocer más sobre el AOMBV ver: http://www.aombv.cl/
(2) Algunas de ellas, y otras del tipo comunitario – territorial, son relatadas en la reflexión estrato - temporal construida por Carol Illanes en este mismo libro.
(3) Situándose desde los 60`y 70`principalmente en el arte de Latinoamérica.
CED, se sitúa desde esta complejidad del espacio social porteño, cada uno ha tramado formas de vivir la vida en conjunto con otras personas desde la propia casa u hogar como lugar donde ocurren procesos de aprendizaje colectivo, que parten de la co-habitabilidad entre lo privado del hogar y el trabajar –articular procesos culturales en el mismo espacio junto a otro/s, desde una lógica de producción de economías domésticas que como construcciones de micro asociatividad se diseminan cual caja de herramientas a través de las relaciones paradójicas que cada cual puede en el tiempo identificar y re significar, a partir de lo común y distante con otros nodos de acción.

Diálogo complejo entre los espacios conformantes de CED que ha significado un aprendizaje lleno de afectaciones, de encuentros y quiebres en cuanto a intereses, ritmos y espacios. Insistir y dar continuidad a un ejercicio de cooperación desde el reconocimiento recíproco positivo basado en el constante diálogo entre cada uno ha significado transitar desde una cooperación principalmente basada en una asociatividad cómplice hacia una desarrollada fuertemente desde una complicidad – fraterna (Correa s/f). Experiencia social reflexiva y crítica, ejercicio político que da respuesta a modos de interacción social en el campo del arte que se expanden del concepto de obra –objeto.

Hecho posibilitado principalmente porque no solo hemos compartido en el trabajo de CED sino también en cada espacio/casa, la cual actúa como agente contenedor de procesos de sociabilización y libre encuentro en almuerzos, onces, celebraciones, haciéndonos amigos (4). Lo propio y lo diverso, al interactuar guardan relación con lo que Krause (2001), define como “`sentido de comunidad´, sensación o sentimiento de pertenencia, de seguridad, interdependencia y confianza mutua, incluyendo el compromiso de satisfacción de las necesidades entre los miembros de una comunidad”(p.53), lo que estaría mediado por la voluntad de mantener esta interdependencia a través del sistema de símbolos que son compartidos y que fortalecerían pertenencia e identificación con el grupo, permitiendo construir nuevas significaciones en común.

Un ejercicio que en ocasiones ha fracasado, varias ocasiones, pero que poco a poco ha encontrado sentido como proceso adaptativo – des adaptativo en la medida hemos podido desarrollar un sistema vivo de colaboración donde prevalece el vínculo positivo y es minimizada una de las formas de menosprecio que Honneth (2010), señala está relacionada a patrones de devaluación valorativa del valor social de las formas de autorrealización. Es decir, subvertir una de las formas de menosprecio fuertemente arraigadas en la sociedad chilena, la desvalorización del pensamiento y/o práctica del otro, reconociendo los intereses diferenciados de cada uno de los/as miembros del CED, favoreciendo la valoración de nuestras distintas capacidades en responsabilidad compartida, mutualidad y reconocimiento de las individualidades.

Otro aprendizaje para poder dar continuidad la esta red ha surgido desde ejercer la cooperación social de CED como aquella articulada en nodo de nodos. Aceptar la dificultad de llegar a acuerdos asamblearios que en ocasiones se polarizaban hacia otras formas de menosprecio, generando distanciamiento y auto segregación (sin descartarlo en etapas iniciales, ocasiones en que ha logrado ser significativo), tomándose desde esta experiencia para aprender y re significar la propia práctica, para hacer y vincularse por intereses y ritmos invitando e integrando a quien quiera sumarse. Es decir, abordar el trabajo en red desde la diversidad de posibilidades que otorga la concepción de cooperar en acción colectiva voluntaria y responsable del trabajo y el ocio propio y colectivo, por vínculo afectivo/efectivo, rompiendo el círculo (5), horizontalizando y promoviendo una relación inversa a las dinámicas internas - externas de poder.

El vivir y trabajar desde un espacio doméstico ha significado entonces un ejercicio de democracia participativa que va mucho más allá que el actuar, vivir juntos o trabajar por afinidades, apareciendo un sistema de relaciones paradójicas que ha logrado promover una pedagogía de aquello que existe en común, de lo acumulado, aprendido y enseñado desde nuestras propias experiencias.

Lo más difícil y al mismo tiempo más enriquecedor ha sido encontrar estrategias integradoras que permitan una articulación dialéctica, lograr una producción de pensamiento no colectiva si colaborativa ente la red interna y en ampliación con otros/as, dejando de lado la sospecha de las “intenciones” del otro y la necesidad de control, respetando las diferencias y construyendo a partir del diálogo con cada individualidad, no quedándonos en grandes discursos ni una mirada utópica de nuestras prácticas, pero a propósito de todo lo expuesto en este texto y del transcurso de la vida misma tramar algo en conjunto. El primer desafío era ese, como siendo espacios distintos podríamos lograr trabajar juntos desde las diferencias, y lo que ha sido la piedra de tope, lo más difícil en la construcción de colectividad, ha resultado ser el mayor aprendizaje y alimento, el reconocimiento de la multiplicidad del intercambio, quizás y utilizando la jerga futbolera del equipo de fútbol de artistas locales Pepe Suazo FC, logramos salir de la B.





I. “Lo bien aprendido, para siempre es sabido”


“La caridad parte por casa”




(4) Sennett señala que la cooperación “requiere de los individuos la capacidad de comprenderse mutuamente y de responder a las necesidades de los demás con el fin de actuar conjuntamente” (Sennett, 2012, p. 10), lo cual como forma de cooperación es efectivo para ciertos modos donde se establecen profundos lazos de fraternidad.

(5) Romper el círculo y con ello la noción de asamblea, es identificado por Javier Rodrigo (Transductores) a partir de conocer las características relatadas en este párrafo desde la experiencia de CED, en el marco del taller realizado por el CNCA en octubre del 2015.
“Si alguna vez me suicido, digan que fue así;
sino va a correr el mito, en este país de mitómanos, de que me asesinaron”
Joaquín Edwards Bello

II. “Todo en Valparaíso es un mito antes de ser”










La colaboración está en la operación de trabajo conjunto en la que hemos insistido, de esta y a partir del despliegue conceptual del relato anterior hemos construido una versión de algunos hechos, la nuestra, para que después no nos vengan con mitos.











FIFV o el ejercicio del autorretrato





Por segundo año consecutivo se estableció una alianza con el Festival de Fotografía de Valparaíso, el 2014 todos los espacios CED abrieron en función de una propuesta editorial definida por cada espacio. Este año quisimos realizar un solo evento aglutinador. Para esto hubo que definir el “que”, por lo mismo se propuso un concepto, y como siempre una votación en el horizonte. Triunfa “Umbral” en la idea de zona intermedia, esa cosa que nos define, eso de estar medio adentro y medio afuera al mismo tiempo, finalmente toda la poética posible en torno a la palabra. El ejercicio que se delimitó en umbral implicaba que cada artista de CED debía resolver el concepto en una imagen, lo interesante acá, era instalar una lógica de registro desde artistas que no tienen necesariamente la vocación heróica del fotógrafo, ni menos la experticia, por lo que la tarea debía solucionarse desde una frontera difusa. Por lo mismo, lo que llegó en imágenes, imposibilitaba una narración o historia, lo que en si era atractivo, y ya se vislumbraba la gran épica en torno al montaje.

El lugar a intervenir era “La Pan”, con su recién inaugurado espacio galería (6) , el cual se manifestaba un poco hostil dada la poca iluminación. Se propuso que cada artista trajera una lámpara como gesto “iluminador”. Sumado a esto, el otro valor de la muestra era la publicación, cada espectador se llevaba para su casa lo mismo que estaba expuesto en los muros, un regalito o gesto noble en la era de la imagen, y que a priori ponía en tensión el valor de todo lo expuesto, en fin…

Volviendo al montaje, ¡algo pasó!, se desecho la idea de las lámparas, posiblemente nos asustamos con tanta soltura y despliegue conceptual, el que no se entendiera nada era un riesgo demasiado grande, asique a ultima hora se decidió un montaje convencional en torno a una línea que amarrara todo y aparte estábamos contra el tiempo. Mirabamos y mirábamos el montaje, pero todo ya estaba resuelto, decretado, y al fin y al cabo, parecía cumplir. Los muchachos se fueron y solo quedamos algunos, algo nos seguía haciendo ruido. Apareció el vino y nos empezamos a envalentonar, partimos con un sutil movimiento de piezas, y lo obvio, empezó el goce creativo, seguimos envalentonándonos y empezó a cuajar una instalación extraña pero misteriosa.

Cuando se acabo el vino nos entró el miedo, el miedo al que dirían los otros, empezamos a especular conspirativamente, a armar estrategias y todas las formas posibles de contarle al resto de lo que había sucedido con este arrebato desmesurado de creatividad, del que no había vuelta atrás. En la mañana siguiente rematamos algunos detalles, estábamos nerviosos por lo que podía pasar, llegó la hora de almuerzo y apareció el resto del equipo, entraron a la galería y luego de un momento, sus miradas irradiaron aprobación.

En la noche todo fue felicidad 80 o mas personas visitaron la muestra en cerro Lecheros, nos emborrachamos con vino y espumante hablando de arte y fotografía, comiendo pizzas a la parrilla que delicadamente desplegamos con diversidad de ingredientes para que cada uno se prepare la suya y comparta, la edición del fanzine Doméstica en versión fotográfica hecha en el mismo formato de la muestra para que cada uno se lleve a su casa es todo un éxito, se fueron todas.




(6) Desde inicios del 2015 se traslada a cerro Lecheros
Suele ocurrir que una idea, operación, formato, o nombre surgidos en una simple conversación o que son experimentados al asistir a alguna iniciativa artística logran ser tan efectivos que se diseminan y reinterpretan entre artistas y espacios. Es el caso de DOMÉSTICA, nombre surgido de una reunión CED y que derivó en su reproducción hasta el cansancio.

Un viaje al norte, un proyecto de postulación municipal, el espacio de otra persona, entre variados proyectos contextuales aparecen durante el período de latencia del nombre, no sabemos si le rendían homenaje o eran parte de una estrategia de sanación, de olvido del fracaso anterior, nombrando el esfuerzo siguiente igual. Caballito de batalla en busca del destino que encontraría su nicho más fructífero en una estrategia de libre asociación entre algunos integrantes del CED.

Doméstica es el nombre que recibe el fanzine del Circuito de Espacios Domésticos, ejercicio de libre asociación entre integrantes de distintas iniciativas que ha permitido difundir propuestas, acciones, estrategias e intereses de la red y que ha funcionado porque dejamos de preguntar todo y quedarnos en la idea, y nos embarcamos en trabajar para todos, en llevar adelante una propuesta y darle continuidad. Desde esa decisión inicial ya somos un “equipo editorial”.

Como la idea de esto es compartir, en cada número se invita a todos/as a participar construir una propuesta, una lectura textual o de imagen, convocando. La pega final se la llevan los tres valientes que se han embarcado en una necesidad de archivar, de hacer memoria de nuestras acciones, construyendo nuestro propio mito, nuestra puerta al pocas veces resuelto y asumido -desde la provincia -mito de la legitimación.

El imbunche
Cuando una cosa se transforma en otra







La firma, la ultima palabra, finalmente la autoría, sigue siendo el gran tópico del trabajo en colectivo, el la o los o las que definen una estrategia para dar paso a una ejecución definitiva. En este sentido como CED esto se ha transformado en un espiral, donde la figura de la asamblea para el acuerdo supera a cualquier propuesta, sin embargo esto solo logra ocultar el posible triunfo de una idea por sobre otra.

Definimos la muestra titulada “Marina”, como una respuesta a una auto invitación a exponer al Centro Cultural de Ovalle (7), Marina ya iba cargada de indefiniciones, la posibilidad de instalar el imaginario porteño en su absurdo aparecía como una oportunidad única, pero no hizo más que reinstalar la problemática de la firma. El nombre de la exposición es el resultado de un acuerdo asambleístico por falta de propuestas, luego vendría la segunda parte el ¿qué hacer?, ¿qué mostrar?. La asamblea por un lado cuestiona la posibilidad de instalar obras definidas de autoría de cada espacio, por el contrario, promueve el ejercicio democrático de la exhibición de registros. Finalmente triunfó lo segundo luego de arduas jornadas de discusión.

Unos pocos emisarios acuerdan el viaje dirección al norte, para un montaje maratónico que terminaría poco antes inaugurar la muestra. En el transcurso de este se vislumbra que no todos habían aceptado el formato, aparece la disidencia, algunos deciden reivindicar la obra personal en desmedro del colectivo. Sumado a esto aparece otro imprevisto, el plotter de corte del texto curatorial viene firmado, los emisarios en un ejercicio de “democracia” acuerdan la abolición de la firma, de aquí en adelante nada en CED volvería a ser lo mismo.


La provincia va a la provincia
La firma








(7) Realizada entre el 10 de junio y el 4 de julio de 2015
Suele ocurrir que una idea, operación, formato, o nombre surgidos en una simple conversación o que son experimentados al asistir a alguna iniciativa artística logran ser tan efectivos que se diseminan y reinterpretan entre artistas y espacios. Es el caso de DOMÉSTICA, nombre surgido de una reunión CED y que derivó en su reproducción hasta el cansancio.

Un viaje al norte, un proyecto de postulación municipal, el espacio de otra persona, entre variados proyectos contextuales aparecen durante el período de latencia del nombre, no sabemos si le rendían homenaje o eran parte de una estrategia de sanación, de olvido del fracaso anterior, nombrando el esfuerzo siguiente igual. Caballito de batalla en busca del destino que encontraría su nicho más fructífero en una estrategia de libre asociación entre algunos integrantes del CED.

Doméstica es el nombre que recibe el fanzine del Circuito de Espacios Domésticos, ejercicio de libre asociación entre integrantes de distintas iniciativas que ha permitido difundir propuestas, acciones, estrategias e intereses de la red y que ha funcionado porque dejamos de preguntar todo y quedarnos en la idea, y nos embarcamos en trabajar para todos, en llevar adelante una propuesta y darle continuidad. Desde esa decisión inicial ya somos un “equipo editorial”.

Como la idea de esto es compartir, en cada número se invita a todos/as a participar construir una propuesta, una lectura textual o de imagen, convocando. La pega final se la llevan los tres valientes que se han embarcado en una necesidad de archivar, de hacer memoria de nuestras acciones, construyendo nuestro propio mito, nuestra puerta al pocas veces resuelto y asumido -desde la provincia -mito de la legitimación.

Unos pocos emisarios acuerdan el viaje dirección al norte, para un montaje maratónico que terminaría poco antes inaugurar la muestra. En el transcurso de este se vislumbra que no todos habían aceptado el formato, aparece la disidencia, algunos deciden reivindicar la obra personal en desmedro del colectivo. Sumado a esto aparece otro imprevisto, el plotter de corte del texto curatorial viene firmado, los emisarios en un ejercicio de “democracia” acuerdan la abolición de la firma, de aquí en adelante nada en CED volvería a ser lo mismo.

La feria - conversatorio en el persa
Serie de fiestas para reunir fondos
La fiesta aniversario
La cooperativa
La residencia colectiva
El Grexit
La radio
La micro que recorrería los espacios /El montaje en los paraderos
La deriva
El video caminando por los cerros a cada espacio
El coordinar calendarios
El sitio web
La genealogía y archivo de espacios autónomos
La red Freifunk
La casa abierta
Pepe Suazo FC








III.- “No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”
Proyectos que hemos pensado pero nunca hecho
Publicado en:
Del Mapa a la Casa / Experiencias de autodeterminación en el territorio del Arte / CED Valparaíso
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Archivo Oral de la maestranza Barón de Valparaíso. Disponible en: http://www.aombv.cl/

Bourriaud, N. (2006). Estética relacional. Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, Argentina

Correa, J. (S/F). Proceso de construcción del reconocimiento recíproco positivo en las sociedades liberales contemporáneas. Apuntes de clase en el marco del Magister en Psicología Social, Universidad Alberto Hurtado.

Garretón, M. (2001). La transformación de la acción colectiva en América Latina. Revista CEPAL 76. Disponible en: http://www.eclac.cl/publicaciones/xml/0/19330/lcg2175e_Garreton.pdf

Honneth, A. (2010). Reconocimiento y menosprecio. Sobre la fundamentación normativa de una teoría social,Buenos Aires, Katz.

Krause, M. (2001). Hacia una redefinición del concepto de comunidad- cuatro ejes para un análisis crítico y una propuesta. Revista de Psicología año/vol x, número 002. Universidad de Chile, pp.49-60.

Lefebre, H. (2013). La producción del espacio. Ediciones capital Swing. Madrid, España.

Putnam, R. y Goss, K. (2003) Introducción. En R. Putnam (Ed) El declive del capital social Barcelona: Galaxia Gutenberg.

Ricoeur, P. (2006). Caminos del reconocimiento. Tres estudios. Fondo de cultura económica.

Searle, J. (1995) “La creación de hechos institucionales”, cap.2 de La construcción de la realidad social. Barcelona: Paidós, 1997, pp.49-74.

Sennett, R. (2012). Juntos. Rituales, placeres y políticas de Cooperación. Editorial Anagrama. Bercelona, España.




Bibliografía